El CEM ofrece una experiencia inmersiva y sensorial a través de sus salas interactivas.
Con la sensibilidad a flor de piel, es la voz de un niño, que despierta diversas emociones al paso que se va develando su historia durante la Segunda Guerra Mundial y que la sociedad va deteriorando hasta un grado nunca antes imaginable.
En este espacio cada visitante va creando su propia experiencia y lo vive desde su perspectiva, desde sus valores y desde sus emociones personales.
Abordando un período trágico de la humanidad, el Holocausto, aprendemos una lección que indigna y a la vez despierta nuestro sentido humano para crecer y vivir de una manera más solidaria y justa.
Una experiencia emocional, que busca dejar un mensaje duradero en la mente y la conciencia de cada visitante.
Contamos con un grupo calificado de guías especializadas en el tema.
